Los propósitos de año nuevo son parte de la costumbre anual de muchos de nosotros. La llegada del nuevo año nos da la oportunidad para detenernos por un momento y planificar un futuro mejor. Por ejemplo, los gimnasios aumentan sus membrecías considerablemente en enero con personas que desean bajar de peso o mejorar su condición física. También escuché que el índice de divorcios crece considerablemente las primeras semanas del año. Independientemente de la sabiduría de los propósitos, todos los deseos persiguen un mejor destino.

Aunque es bueno planificar y desear mejorar con la llegada del nuevo año, es imprescindible que reconozcamos que nuestra vida no depende totalmente de nosotros sino del Señor quien está en control del universo. Por lo tanto, debemos confiar, depender y buscar la dirección divina en todas nuestras decisiones. Solamente Dios conoce el futuro y además desea guiarnos por el sendero adecuado.

Proverbios 16 nos recomienda confiar en Dios para ser sabios. La Nueva Versión Internacional traduce Proverbios 16:1 con las mismas palabras de un dicho bastante conocido: “El hombre propone y Dios dispone.” Solamente los inteligentes oran y descansan en el poder de Dios. Los versículos siguientes nos trazan el camino de la sabiduría:

A cada uno le parece correcto su proceder,
pero el Señor juzga los motivos. (2)

Pon en manos del Señor todas tus obras,
y tus proyectos se cumplirán. (3)

El corazón del hombre traza su rumbo,
pero sus pasos los dirige el Señor. (4)

El que atiende a la palabra, prospera.
¡Dichoso el que confía en el Señor! (20)

Hay caminos que al hombre le parecen rectos,
pero que acaban por ser caminos de muerte. (25)

Las suertes se echan sobre la mesa,
pero el veredicto proviene del Señor. (33)

Siendo que solamente Dios conoce nuestro futuro y además desea conducirnos por el camino adecuado, no solamente los sabios confían en Él sino también buscan hacer su voluntad. La expresión latina “Deo Volente” significa “si es la voluntad de Dios”. En español comúnmente la usamos con las palabras “si Dios quiere”. A pesar que en ocasiones estas palabras salen de nuestra boca sin mucha reflexión, la realidad es que expresan una verdad profunda. Absolutamente todos nuestros planes no están en nuestras manos sino en las de Dios. Cuando decimos Deo Volente reconocemos que nuestra prioridad es que la voluntad de Dios sea hecha y que nos sometemos a la dirección divina.

¿Por qué no hacer que nuestro principal propósito de año nuevo sea hacer la voluntad de Dios, nada más, nada menos y ninguna otra cosa? ¿Por qué no dejamos que nuestro Dios disponga de nosotros y de nuestros sueños? ¡Que este año la voluntad de Dios se haga en nuestras vidas y que siempre incluyamos Deo Volente como parte de nuestros planes!